Pensar la historia by Jacques Le Goff

Pensar la historia by Jacques Le Goff

autor:Jacques Le Goff [Le Goff, Jacques]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 1977-01-01T05:00:00+00:00


Segunda parte

PENSAR LA HISTORIA

Capítulo I

ANTIGUO / MODERNO

1. UNA DUPLA OCCIDENTAL Y AMBIGUA

Aunque en otras civilizaciones y en otras historiografías se le pueden encontrar equivalentes, la dupla antiguo/moderno está vinculada a la historia con Occidente. Del siglo V al XIX, marca una oposición cultural que a fines de la Edad Media y en los tiempos del iluminismo salta al primer plano de la escena intelectual. A mediados del siglo XIX se transforma con la aparición del concepto de «modernidad», reacción ambigua de la cultura contra la agresión del mundo industrial. En la segunda mitad del siglo XX se generaliza en Occidente mientras se introduce también en otras partes, especialmente en el Tercer Mundo, gracias a la idea de «modernización», nacida al contacto con Occidente.

La oposición antiguo/moderno se desarrolló en un contexto equívoco y complejo. En primer lugar porque los dos términos y los conceptos correspondientes no siempre se opusieron uno a otro: «antiguo» pudo ser sustituido por «tradicional», «moderno», por «reciente» o «nuevo». En segundo lugar, porque uno y otro se vieron cargados de connotaciones laudatorias, peyorativas o neutrales. Cuando «moderno» aparece en el latín de los albores de la alta Edad Media tiene sólo el sentido de «reciente», que conserva a lo largo de todo el período medieval; «antiguo» puede significar «perteneciente al pasado», y más precisamente a esa etapa de la historia que Occidente llama desde el siglo XVI antigüedad: la época anterior al triunfo del cristianismo en el mundo grecorromano, a la gran regresión demográfica, económica y cultural de la alta Edad Media, atestiguada por la crisis de la esclavitud y una intensa ruralización.

Cuando a partir del siglo XVI la historiografía dominante en Occidente, la de los eruditos y después la de los universitarios, subdividió a la historia en tres épocas: antigua, medieval y moderna (neuere en alemán), cada objetivo suele remitir a un período cronológico, y «moderno» se opone más a «medieval» que a «antiguo». Por último, este esquema de lectura del pasado no siempre corresponde a lo que los mismos hombres del pasado pensaban. Stefan Swiezawski, a propósito del esquema vía antigua-vía moderna que domina el análisis de los historiadores del pensamiento de fines de la Edad Media desde el siglo XIX, observa que este modelo «no es utilizable por la historiografía doctrinal de esta época sin muchas reservas y restricciones», y añade: «Este esquema no es general ni en el tiempo ni en el espacio; el concepto de progreso y de vitalidad entonces vigente no siempre coincide con lo que en esa época se considera nuevo, y la dupla de conceptos “moderno-antiguo” comporta desde entonces ambigüedades que dejan perplejo al historiador» [en Miscellanea medievalia, n° 9, págs. 492-493].

Por último, la modernidad puede camuflarse o expresarse con los colores del pasado, entre otros de la antigüedad. Es lo propio de los «resurgimientos», y especialmente del Renacimiento del siglo XVI.

El problema principal de la dupla antiguo/moderno reside sobre todo en el segundo término. Si «antiguo» complica el juego porque se ha especializado en la referencia a la antigüedad, el término «moderno» domina la situación en la dupla.



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